Cuando
inicié este blog hace 1 mes. Me preguntaba cómo se puede conversar respecto la
Plenitud en estos tiempos que, aunque suene a cliché, son difíciles. Han pasado
varios momentos coyunturales.
En el escenario económico, el gobierno federal en México ha implementado el paquete de lineamientos técnicos de seguridad sanitaria en las empresas, conocidos como Nueva Normalidad, con ellas (o sin ellas) muchos negocios reabrieron sus puertas el 1ro de junio. Como parte de las medidas se anunció el Semáforo de Riesgo Epidemiológico. La curva nacional de casos confirmados no parece aplanarse.
La reapertura viene con diferencias entre los lineamientos de los diferentes gobiernos, ya sea Federal o Estatal. En términos generales, parece claro que las medidas son con el fin de mitigar los contagios. Las empresas se adaptan a los diferentes requerimientos. Cada industria tiene que identificar aquellas medidas que le aplican. Así, muchas personas regresan a sus trabajos.En el escenario familiar se da el fin del año escolar. Al igual que para las empresas, hay una serie de indicaciones que van cambiando las decisiones que las familias e instituciones educativas van tomando. ¿cómo será el próximo ciclo escolar? ¿seguiremos con las clases en línea? ¿se dará un regreso escalonado? ¿Cómo se ajustarán las necesidades laborales a los calendarios escolares? Aún no lo sabemos. Pero, lo importante en este momento es que se terminó el ciclo.
Se dieron las graduaciones, muchas en línea, virtuales. En Monterrey unos estudiantes celebraron su graduación en Minecraft.
La creatividad para celebrar el fin del año escolar ha generado una gran variedad celebración, tanto por vídeo y en caravana de autos.
Me tomé un tiempo para platicar con mi hija de nueve años respecto cómo
ha vivido esta contingencia. Me decía que al principio fue una sorpresa, se
tuvo que adaptar, tenía preguntas. Con el tiempo fue encontrando maneras de
conectar con sus amigas y sus primas. Ahora sabe cómo realizar vídeo llamadas y compartir juegos en línea. Ha reconectado con amigas, de quiénes ha aprendido
muchas cosas, como editar dibujos que bajan de Internet, y realizar animaciones
sencillas tipo “stop-animation”. ¡Tiene 9 años, y durante la contingencia
aprendió a realizar animaciones!
No ha sido
fácil para nadie, pero las niñas y los niños se han ido adaptando, utilizando
la tecnología para aprender cosas nuevas. La tecnología ha
sido esencial, no solamente la conectividad, sino también el hardware y
software. Veo a nuestras hijas e hijos utilizando las herramientas a su
disposición para enfrentar la pandemia. Pero no se quedan en sobrellevar, están
desarrollando habilidades, están fortaleciendo nuevas maneras de socializar. La
convivencia se da entre el juego y el aprendizaje, Entre compartir un momento
platicando y compartir conocimiento nuevo. Están siendo resilentes.
Por mi
parte, he sido sumamente privilegiado. Trabajar desde casa me ha permitido
estar para mi hija, claro no sin altibajos, hemos estado creciendo juntos. Hoy, puedo compartir desayuno, comida y cena con mi familia. Antes, en la oficina uno
se tomaba una pausa para ir a servirse un café, en el camino saludas a algún
compañero de trabajo. Hoy, me sirvo un café y le doy un “High
Five” a mi hija, le pregunto cómo va su día, y regreso a mi trabajo. Hoy, tengo
el privilegio de trabajar mientras escucho su voz respondiendo a la maestra,
platicando con sus amigas o sus primas, y lo mejor de todo, trabajo mientras escucho
su risa.
Escribo consciente
de los reportes respecto el incremento de la violencia familiar, de los miles,
quizá millones de personas que han visto sus ingresos reducidos, quizá incluso
desaparecido por la falta de trabajo, la reducción de horas, o el despido. Hay
personas que ya quieren regresar a la oficina, no pueden con el encierro. Aun
para quienes hemos tenido el privilegio de contar con un empleo estable, ha
habido retos. Tenemos que continuar adaptándonos, creciendo, no solamente a
pesar de la pandemia, también debido a la pandemia.
No es una situación de ver el vaso medio vacío o medio lleno, es una situación de estar abiertos a esta experiencia inesperada, que nos llena de incertidumbre. Tener apertura ante la experiencia implica reconocer esos sentimientos y pensamiento desagradables, sí, los que no quisiéramos reconocer, como nuestros miedos, nuestra frustración, impaciencia, incluso nuestra tristeza. Pero también, la apertura a la experiencia, como nuestras hijas e hijos, nos permitirá aprender nuevas formas de trabajar, de mantener, y mejor aún, incrementar nuestra productividad. La apertura a la experiencia nos permitirá encontrar en la incertidumbre nuevas maneras de hacer que la cosas sucedan, estamos ante la oportunidad de innovar, de revolucionar el trabajo en nuestro país. Hay oportunidades esperando ser descubiertas.